El presupuesto para salud en 2026 refuerza la atención para quienes ya están cubiertos, pero deja vulnerable a la población más desprotegida, mientras que en educación la inversión se concentra en transferencias directas a los estudiantes, sin atender la calidad educativa o la infraestructura escolar.
La salud y la educación son dos pilares fundamentales para el bienestar de la población y para el desarrollo a largo plazo del país, son los cimientos sobre los que se construye una sociedad con mayores oportunidades y con mejor calidad de vida. Al analizar las propuestas de gasto para 2026 en estos sectores, nos encontramos con un panorama que, a primera vista, parece prometedor, pero que al profundizar el análisis revela desafíos persistentes. Salud: ¿crecimiento o desequilibrio?
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