En el extremo occidental de la Sierra de Tramuntana , donde la montaña se precipita abruptamente sobre el Mediterráneo , se alza Estellencs , el municipio menos poblado de Mallorca . Rodeado de pinares y encinas, el pueblo se aferra a la ladera del Puig de Galatzó como si el tiempo no hubiera pasado: calles empedradas que serpentean entre casas de piedra, lavaderos públicos aún en uso y el murmullo de una cascada que baja hasta la pequeña cala de guijarros que lleva su nombre.
Aqu í no hay resorts , ni clubes de playa, ni siquiera una carretera que lo atraviese de lado a lado; solo el silencio roto por el viento entre las torres de defensa que vigilaban la costa desde el siglo XVI .
El casco histórico, de trazado medieval , se divide en los barrios de s’Arraval y sa Vile