La medicina digital avanza hacia dominios que parecen ciencia ficción. Hoy, una simple cámara de un teléfono inteligente puede estimar la frecuencia cardíaca, la respiración, la oxigenación de la sangre e incluso la presión arterial.[1] Es la biometría facial asistida por inteligencia artificial, una innovación que si bien es promisoria aún se enfrenta a grandes retos. Por lo tanto, el entusiasmo debe ser equilibrado con mucha cautela, pues el uso clínico de la biometría facial no está exento de limitaciones y riesgos.

Esta aplicación depende de múltiples factores que van desde el contexto social y cultural hasta la capacitación del médico y del paciente para interpretar correctamente los resultados. La luminosidad de la sala, la calidad de la cámara y la variabilidad natural de los signo

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