El verano europeo que acaba de concluir, quizás el más tórrido de la historia, deja tras de sí un escenario desolador. Los incendios forestales arrasaron un millón de hectáreas, el equivalente a 400.000 estadios de fútbol.
Solo en la Península Ibérica ardieron 380.000 hectáreas en España y 270.000 en Portugal, mientras que Francia, Italia, Grecia, Turquía, Chipre y muchos otros países también sufrieron pérdidas devastadoras. Aún hoy arde el fuego en algunas regiones españolas, en particular en Lugo, Galicia, dejando a su paso miles de hectáreas calcinadas.
Europa teme especialmente al fuego: gran parte de su territorio está cubierto de bosques. En Finlandia y Suecia superan el 70 % de la superficie; en Austria casi la mitad; en España y Portugal más de un tercio; en Suiza alrededor