Dormir en camas e incluso habitaciones separadas fue durante mucho tiempo un tema sensible y hasta tabú dentro de la vida en pareja, hasta que, en los últimos años, se volvió cada vez más frecuente el escuchar testimonios de personas que optaron por descansar de esta manera sin que ello supusiera un debilitamiento de su vínculo.
Se trata de una práctica que desafía ideas tradicionales y propone una perspectiva centrada en el bienestar personal y la armonía conjunta, muchas veces motivada por situaciones como dificultad para conciliar el sueño a raíz de los ronquidos, movimientos o preferencias de cada pareja.
El divorcio del sueño (o sleep divorce, como se lo conoce en inglés) se instaló como una opción más entre las parejas, fundamentalmente en las conformadas por hombres y mujeres de “