En ocasiones el ciclismo se adentra en los misterios indescifrables que esquivan a la lógica y el sentido común. Se convierte entonces en un caos y en una fantasía repleta de sorpresas. Todo resulta alucinante. Se enreda y se encripta. Se altera y se desmelena.

Solo desde la imaginación, el ensueño y el cuento puede entenderse lo acontecido en el Mundial élite femenino, una carrera loca, sin razón aparente.

En ese pandemónium se coronó Magdeleine Vallieres , una desconocida. La canadiense se hizo de oro desde el anonimato en una carrera son bridas. Érase una vez...

La canadiense de 24 años logró lo imposible porque nadie pudo pensar que sucediese nada semejante en una prueba que Ane Santesteban y Usoa Ostolaza abandonaron antes de tiempo.

Vallieres se destapó en un trazado de 164,4

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