Solemos justificar algunas conductas por las heridas de la infancia , por ejemplo: “elijo parejas tóxicas porque eso fue lo que aprendí con mis padres”; “soy celoso por la herida del abandono que me dejaron mis padres”; “carezco de autoestima porque mi madre me rechazaba”; “desconozco cómo poner límites porque mi mamá era autoritaria”; “elijo parejas que me rechazan porque mi padre nos abandonó”. . . ¿te identificas con alguna de ellas?

Sin restarle importancia al dolor de las experiencias traumáticas de la infancia , lo cierto es que continuar en la vida adulta con conductas infantiles que culpabilizan a alguien más, limitan nuestra evolución al reactivar el trauma y llevarnos a lugares incómodos de sufrimiento que nos paralizan e impiden actuar.

Podemos culpar a los pad

See Full Page