El viaje en solitario femenino dejó de ser una rareza para convertirse en una práctica elegida por cada vez más mujeres. Aunque al inicio suele estar atravesada por miedos vinculados a la seguridad o la soledad, muchas viajeras descubren que es, en realidad, una experiencia profundamente liberadora.
La clave está en entender que viajar sola no significa estar sola. Por el contrario, es una oportunidad para conectar con nuevas culturas, personas y paisajes, desde un lugar de autonomía total. Cada paso se transforma en un aprendizaje de confianza: primero en una misma, y luego en el entorno.
Lo que buscan las viajeras
En la elección de destinos, la seguridad y la tranquilidad son factores determinantes. Lugares con entornos naturales, espacios seguros y opciones culturales auténticas resu