La mañana de este sábado 27 de septiembre ya anunciaba un San Froilán distinto. El cielo de León amanecía encapotado, con nubes densas que cubrían el sol y una atmósfera que presagiaba que la fiesta podría verse afectada.

A lo largo del día, las primeras gotas comenzaron a caer tímidas, apenas un aviso para quienes confiaban en que el tiempo daría una tregua para poder celebrar con normalidad los actos más tradicionales de la jornada.

En el centro de León, las calles estaban extrañamente vacías para un fin de semana de San Froilán. El ambiente festivo parecía haberse diluido bajo el gris del cielo y muchos leoneses decidieron retrasar su salida a las terrazas, temiendo que el agua arruinara la tarde.

Aun así, las comitivas de las Doncellas comenzaron puntuales su recorrido a las 18:15 h

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