F ue un derbi legendario, con un resultado estruendoso (el más favorable al Atlético desde un 3-6 en Chamartín en 1960) y multitud de puntos de atención. En todos los que llevo vistos, es en el que mayor superioridad he visto del Atlético sobre el Madrid. Por decirlo mejor, la primera vez que le he visto arrollarle. Fue superior en nervio, quite, unidad de propósito, colocación sobre el campo y actuaciones individuales. Casi cada jugador, excluyo

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