SERGIO ARMANDO López-Castillo

–¿Crees que en la revista en la que escribes puedas abordar un tema muy delicado que he estado investigando desde hace algunos meses?, me dijo Sonia una tarde de tertulia con amigos en su casa.

–Es que, ¿sabes?, tengo miedo de dar a conocer una información en los medios tradicionales de comunicación, porque sé que algunos están muy comprometidos con la dirigencia sindical, ahí en el comité –agregó la profesora Madrid Bojórquez.

Sentí como que ella de alguna manera justificaba su silencio, que en esos momentos aciagos la atormentaban, por la impotencia de no poder denunciar los hechos que había descubierto, y que a la postre, le costarían la vida, el 27 de septiembre de 2005.

Desde inicios de ese año trágico, y más de lleno, pasado el verano de ese año, poc

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