“Dejaron todos los dedos pegados”, resume un investigador judicial para resumir esta historia. El protagonista es Sergio Andrés Aguirre, más conocido como “el socio de Martín Menem”. Médico de profesión, Aguirre desembarcó en Osprera en octubre del año pasado, de la mano de la primera interventora puesta por el Gobierno, Virginia Montero. En los registros de la obra social -la segunda más importante del país, con 500.000 afiliados- figuraba como “asesor en sistemas”. Idéntico cargo tenía su madre, Casandra Mirabelli, una mujer de 71 años que daba órdenes como si fuera una autoridad. Ambos tenían mails corporativos y concurrían con frecuencia a la sede de la obra social. Al mismo tiempo, eran socios de Htech Innovation, una empresa “fantasma” contratada para auditar los sistemas informático

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