La cocina suele ser el corazón del hogar, pero también el lugar donde más se concentran olores. Entre guisos, aceites y desechos orgánicos, es normal que se generen aromas poco agradables que, si no se controlan, se impregnan en muebles, cortinas e incluso en la ropa. La buena noticia es que existe un truco sencillo y económico para mantener este espacio con un aroma fresco en todo momento.

¿Por qué se concentran los malos olores en la cocina?

La principal causa es la acumulación de grasa y residuos de comida en superficies, trastes y botes de basura. Además, el calor acelera la descomposición de los desechos y potencia los aromas. Por eso, aunque la cocina esté limpia, un pequeño descuido puede provocar que el ambiente se torne desagradable.

El secreto: cítricos y bicarbonato

El métod

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