El nacimiento del segundo hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin estuvo rodeado de ilusión, expectativas y protocolos estrictos. Sin embargo, lo que muy pocos saben es que la elección de su nombre provocó tensiones silenciosas en los pasillos de la Casa Real española . Cristina quería llamarlo Pau , un nombre corto, sonoro y profundamente arraigado en la cultura catalana. A Iñaki también le gustaba, pero desde la Zarzuela se desaconsejó tajantemente y el niño terminó llamándose Pablo .
La elección no fue un simple detalle. Para la infanta, Pau representaba mucho más que un nombre: evocaba su vida en Cataluña; además representaba humildad y tradición . No obstante, los asesores de la Corona vieron en él una decisión arriesgada que podría interpretarse como un gesto polít