El Perú atraviesa un momento de descomposición política acelerada. Un Ejecutivo sin legitimidad, sostenido por un pacto con un Congreso desprestigiado —dedicado más al blindaje de intereses que a la representación ciudadana—, ha profundizado la brecha entre Estado y sociedad. En este escenario, los transportistas se están movilizando contra la extorsión que las autoridades son incapaces de contener.

Mientras eso ocurre, una nueva generación de jóvenes protesta contra los abusos del poder y la corrupción instalada en las instituciones. La respuesta oficial ha sido la misma de su génesis: represión, criminalización, silencio y negación frente a las demandas legítimas internas e internacionales.

En este contexto, la última encuesta del IEP revela que el 61% de los peruanos se opone a una am

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