A mediados de julio la expresidenta Michelle Bachelet dejó de lado el misterio que por meses había mantenido respecto de su interés por postular a la Secretaría General de la ONU y confidenció a su círculo más cercano que sería candidata. Eso marcó el punto de partida de diversas gestiones que la involucraron personalmente para frenar a eventuales competidoras y al gobierno del Presidente Boric, el que impuso un diseño muy distinto al que había preparado originalmente Bachelet.

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