fue mucho más que un programa de televisión, uno de los grandes programas de la historia de la televisión argentina.

Era un mundo. Autónomo, con reglas propias, con buenos y malos, con injusticia, con fantasía, con alegría, con incertidumbre . Un mundo en el que una vez por semana centenares de miles de chicos se internaron durante más de 25 años. No hubo nada igual, ni antes ni después. Era un evento deportivo, un número circense, un espectáculo, un momento artístico. Todo eso al mismo tiempo. Daniel Roncoli, el mayor especialista en el tema y autor de un gran libro, lo llamó . Es bastante preciso. Pero habría que aclarar que en la ficción no están en juego los conceptos de verdad y mentira. La ilusión y la energía que provocaban los Titanes eran, qué duda cabe, reales.

“Chicos, no l

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