En el alegre pueblo de Timotes comenzó esta historia.
Una fría mañana de diciembre. En la gente se notaba alegría, entusiasmo festivo; en la plaza descampaban las bombas, y cerca se escuchaba la banda con sus interpretaciones más populares. Era el día de Santa Lucía, patrona adorada de la población de Timotes.
– ¡Felipe, a la muchacha no le ajotaron los perros, ni amarrados con cinta! Fue la expresión de burla del indio Tapia su gran amigo, que lo acompañaba esa mañana, a lo que respondió jocosamente:
– ¡Sí, me miró solo de refilón!
– Yo no le aguaité defeito ni la vide esponjada, entre tanta chamuchina de gente . Felipe le agradaba ir con él a estas fiestas porque expandía el buen humor y bailaba más que un runche, cuando se fajaba a mover el e