Son las cinco de la mañana de un día de febrero en el pueblo de Santa Ana Tlacotenco , en la alcaldía Milpa Alta . Laurencia Melo Agordo selecciona cuidadosamente las semillas de maíz nativo que sembrará, las cuales germinarán hasta noviembre. Sabe que no puede fallar, pues la tierra sólo le permite cosechar una vez por año.

Son nueve meses para producir el maíz perfecto. En cambio, asegura, en la industria basta con abrir una bolsa de harina para hacer kilos de tortillas en minutos, aunque termine siendo dañino para la salud, señala.

“Una ventaja es en cuanto a lo que te está nutriendo, porque la otra nada más sacia tu hambre, pero esta te nutre y te da varios beneficios en la salud”, dice la mujer, quien recuerda que se adentró en la producción de maíz nativo desde

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