Anoche toda Zaragoza -o al menos las 4.000 personas que no faltaron a su cita anual con el Festival de Música Independiente de Zaragoza ( FIZ )- tenía un único pensamiento: sentir, como dice la canción de Amaia , que les apetecía estar toda la vida con ella, escuchando todos y cada uno de los acordes que la cantante de la vecina Pamplona iba a hacer sonar para todos y cada uno de los presentes.

El silencio previo era casi litúrgico. Apenas unas luces tamizadas, un murmullo expectante y, de pronto, la voz de Amaia llenó la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza. Bastaron unos segundos para que todos los allí presentes supieran que estaban ante un momento irrepetible . La pamplonesa, con esa mezcla de fragilidad y fuerza que la distingue, debutó en el FIZ conquistando

See Full Page