Frente a una computadora, muchos jóvenes encuentran en los videojuegos una parte central de su vida cotidiana . Lejos de las pantallas, surgen dudas y advertencias en la sociedad sobre los posibles efectos psicológicos de pasar tantas horas ante un juego.

Sin embargo, una investigación reciente aporta claridad al debate y demuestra que los gamers no presentan desventajas psicológicas significativas frente a quienes no juegan. Los resultados señalan que la práctica habitual de los videojuegos no implica un daño o alteración relevante en la salud mental.

Según un trabajo publicado en Psychological Reports , expertos analizaron aspectos fundamentales como la regulación de las emociones, las relaciones interpersonales y los mecanismos de defensa de personas que destinan tiempo

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