Michael van Gerwen es mucho más que una máquina de precisión sobre el escenario de los dardos. El neerlandés, tres veces campeón del mundo, ha construido una carrera legendaria en el deporte, pero también una reputación marcada por momentos tan insólitos como inesperados.

Su talento es indiscutible, pero su vida fuera de la competición ha captado titulares por razones muy distintas. Recientemente, Van Gerwen fue protagonista de una pelea callejera en una tienda de kebabs tras una noche de fiesta, un episodio que fue captado en vídeo y se viralizó rápidamente. El altercado, que involucró gritos, empujones y tensión en plena vía pública, ha generado preocupación por su conducta fuera del circuito profesional.

No es la primera vez que el jugador sorprende por motivos ajenos al deporte. En

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