Si Dios montara en bicicleta elegiría ser Tadej Pogacar. Es el esloveno un fenómeno en sí mismo, quién sabe si un dios que se divierte dando pedales. El esloveno es todos los campeones en uno. Un ciclista capaz de poner el mundo a su pies cuando le apetece.
Son tantas las certezas y los axiomas que representa Pogacar, el campeón de esta era, la leyenda, el mito viviente, que con él solo hay espacio para las preguntas: ¿Qué es Pogacar? ¿Cuáles son sus límites? ¿Pertenece a este mundo?
Tadej Pogacar posa con el maillot de campeón del Mundial. Efe
Agotados los adjetivos, las onomatopeyas, las hipérboles y la razón, el esloveno certificó su segunda corona Mundial consecutiva en Kigali con el mismo método que empleó en Zúrich.
¿Qué más da Europa que África? ¿Qué más da Suiza que Ruanda?