Segunda derrota consecutiva en casa, tres partidos sin ganar y, lo más preocupante, sensaciones de involución en un equipo al que se le siguen cayendo los goles como castillos de naipes . El Racing de Santander volvió a tropezar en su feudo, esta vez ante un valiente y bien organizado Fútbol Club Andorra , que aprovechó cada error táctico y estructural de los cántabros para llevarse una victoria tan justa como reveladora.

El 1-2 final no solo fue doloroso por el resultado, sino por lo que dice de un equipo que ahora mismo no se reconoce a sí mismo . El Racing no defiende como un bloque , no tiene equilibrio , no sabe gestionar los momentos clave y, además, esta vez tampoco funcionó su mayor fortaleza: el talento ofensivo.

Un equipo sin red

El problema del Racing ya no es individual, sino colectivo . El conjunto dirigido por José Alberto muestra una fragilidad preocupante, sobre todo estructural . Los goles que encaja no son producto del talento rival ni de genialidades puntuales: son errores de concepto, de colocación, de planteamiento. El equipo es un coladero por sistema, no por nombres propios .

No es casual que los últimos siete goles encajados hayan llegado en jugadas mal defendidas, desordenadas o con errores posicionales . Se repite el patrón: el rival encuentra facilidades por los costados, espacios entre líneas y desconexión entre líneas . No se trata de que un defensa esté mal, sino de que todo el engranaje defensivo falla .

Y aquí aflora una pregunta evidente: ¿por qué no se prueba con tres centrales? Durante la pretemporada, el Racing coqueteó con una línea de cinco atrás . Se vio un equipo más compacto, con las bandas bien cubiertas y un medio campo más liberado. Funcionó. Entonces, ¿por qué ha abandonado José Alberto esa idea?

Volver a la defensa de cuatro ha traído inestabilidad, incertidumbre y debilidad . El equipo no presiona bien arriba, no repliega a tiempo y no tapa las bandas. El segundo gol del Andorra , con Minsu entrando como cuchillo caliente en mantequilla y asistiendo a placer, es el enésimo ejemplo.

Y ahora tampoco se marca

El Racing solía tener un refugio: su capacidad ofensiva , su talento diferencial de tres cuartos en adelante. Pero ni eso apareció ante el Andorra. Solo Marco Sangalli , incansable, inteligente y siempre en el lugar adecuado, fue capaz de empatar momentáneamente. Marcó por segunda jornada consecutiva y volvió a ser uno de los pocos que ofreció soluciones con balón y sin él.

Pero ni Andrés Martín , ni Iñigo Vicente , ni un Villalibre aún renqueante , estuvieron al nivel que exige un equipo que quiere estar arriba. Y cuando la pólvora se moja, los defectos se hacen más grandes.

Suleiman Camara fue, como ya lo fue en Córdoba, uno de los pocos que agitó el partido desde el banquillo . Atrevido, vertical, con chispa. Suyo fue el centro que derivó en el gol de Sangalli. Es una buena noticia, pero es una flor en un jardín demasiado marchito.

Sin pausa ni control

Tampoco ayudó la situación en el medio campo. La ausencia de Peio Canales fue más que evidente. El joven internacional, concentrado con la Sub-20, es el único centrocampista del Racing que ofrece pausa, sentido táctico y control del ritmo . En un partido de ida y vuelta como el del sábado, se notó su falta desde el primer minuto.

El Racing pierde demasiados duelos en la medular , se parte con facilidad y no tiene una brújula que diga cuándo acelerar y cuándo enfriar. Aldasoro y Sergio Martínez , pese a su esfuerzo, no supieron sujetar al equipo cuando más falta hacía.

La paradoja del talento desaprovechado

El Racing tiene plantilla para estar arriba. Tiene variantes, juventud, calidad. Pero eso, sin estructura, sin plan, sin respuestas tácticas claras, sirve de poco. No es un equipo en crisis, pero sí es un equipo que ha perdido su identidad , su fiabilidad y que se aleja del bloque compacto y reconocible que fue en el arranque.

La paradoja es cruel: con mejores jugadores que el curso pasado, se defiende peor y se ataca con menos claridad. La cuestión no es de nombres, sino de mecanismos . La plantilla no está descompensada, pero el sistema no está sacando lo mejor de ella .

Y ahora, el Málaga

Con el equipo cuarto en la tabla (13 puntos), pero habiendo dejado escapar 5 de los últimos 6 posibles , el Racing afronta un nuevo examen el próximo domingo ante el Málaga CF , también en El Sardinero. Será una nueva oportunidad para reencontrarse con la victoria... pero también para reencontrarse consigo mismo.

Más allá del resultado, el Racing necesita revisar su hoja de ruta . Tal vez sea hora de recuperar la defensa de cinco, de proteger mejor el área, de recuperar el equilibrio entre líneas. Porque si no se empieza a cerrar el grifo atrás, da igual cuántos goles se generen arriba. Así, no se sube. Así, no se compite. Así, no se convence.