LA CRUZ NOS FORTALECE: Que sea Cristo quien vive en nosotros, de manera que nadie habite en la indiferencia y descubra el amor, hasta el extremo de que ninguno viva para sí, sino para los demás. Con el bautismo, el Señor entra en nuestra existencia por la puerta del corazón, uniendo sus latidos a los nuestros, incrustándonos la llama de su pasión: la percusión perfecta. Cubiertos por este místico sigilo y recubiertos de unidad, somos uno con Él y; además, somos uno entre nosotros.
I.- DEL DERROCHE AL COMPARTIR
En este itinerario por aquí abajo,
la cruz celeste nos abraza el día,
nos sirve una mentalidad nueva,
la de partir el pan y participarlo,
reunirse en la mesa y repartirlo.
La hacendosa movida cotidiana,
es tan laboriosa que pide pausa,
para la metamorfosis fidedigna,
de rem