Nuevas tendencias en psicología advierten sobre los efectos del denominado positivismo tóxico, una práctica que promueve la obligación de mostrarse feliz y optimista en todo momento, incluso frente a situaciones adversas. Especialistas señalan que esta presión social puede derivar en ansiedad, depresión y desconexión emocional.

La psicología positiva, impulsada en la década de 1990 por Martin Seligman, demostró los beneficios del optimismo, la gratitud y la esperanza para la resiliencia y el bienestar. Estudios de la Universidad de Carolina del Norte y la Clínica Mayo confirmaron que las emociones positivas favorecen la creatividad, reducen el cortisol y disminuyen el riesgo cardiovascular.

Sin embargo, esta corriente dio lugar a una exigencia social de felicidad constante. Según la psic

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