La sandía se ha posicionado entre las frutas más valoradas en la investigación nutricional por la presencia de licopeno, un carotenoide que ha llamado la atención por su vinculación con la prevención de algunos tipos de cáncer. Este compuesto, responsable del color rojo intenso del fruto, se concentra principalmente en la pulpa y ha sido motivo de diversos estudios clínicos y epidemiológicos.

El licopeno destaca por su función antioxidante. Su acción consiste en neutralizar radicales libres, moléculas implicadas en el deterioro celular y en la aparición de alteraciones genéticas asociadas a desarrollos malignos. Las investigaciones apuntan a que una dieta rica en este compuesto podría estar relacionada con una menor incidencia de cáncer de próstata, pulmón y tracto digestivo.

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