La historia no se borra con una goma. Y menos cuando se trata de la memoria de toda una ciudad. Así quedó demostrado en Arica, donde el archivo histórico municipal permanecía por años arrinconado entre polvo, humedad y muebles a punto de colapsar.
Tras denuncias de funcionarios, la nueva administración del alcalde Orlando Vargas encomendó a Valeska Laborde , encargada de patrimonio, revisar el lugar. El panorama fue desolador: documentos en el suelo, filtraciones de agua y corrosión provocada por bodegas contiguas .
El funcionario Julio Pastenes , con 34 años en la oficina de partes, lanzó un crudo diagnóstico: “Estamos en una bodega donde apenas entra el sol, cuando llueve entra agua y además por la parte de atrás hay una bodega de pinturas que va corroyendo los archivos” . Y