Las recientes redadas migratorias en Estados Unidos no solo generan miedo y desesperación en las comunidades, sino que también han separado a miles de familias, dejando a muchos niños en una situación vulnerable.
Un ejemplo conmovedor es el caso de Febe, Ángelo e Isaac, tres hermanos que vivían con su madre Kenia Pérez en Estados Unidos hasta hace un mes, cuando agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE , por sus siglas en inglés) detuvieron a su madre y la deportaron a Honduras.
Estos menores, de seis, nueve y 14 años, quedaron solos en un país que no es el suyo y donde no tienen representación legal ni apoyo familiar directo. Permanecen al cuidado de un amigo cercano de la familia, mientras que su hermano mayor logró seguir a la madre deportada a Centroamérica.
La