Los aplausos del final tienen que ver con el dulce presente, la clasificación a las semifinales de la Libertadores después de 28 años y el inminente duelo ante River por la Copa Argentina. Porque ningún hincha de Racing -en su sano juicio futbolístico- podría celebrar semejante clásico. No lo perdió porque Independiente desperdició dos contraataques que debieron terminar en gol. El último, a segundos del epílogo, cuando Pablo Galdames quedó mano a mano con Facundo Cambeses y definió apenas desviado. Un sudor helado recorrió el rostro de su gente. En otro contexto, esa pelota hubiera entrado. Sin embargo, la Academia está en estado de gracia.

Sí, el Rojo dejó mejor imagen . Aunque llegaba -y continúa- último en la Zona B y con un técnico nuevo, fue más ordenado, no sufrió en su á

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