Fue primero inesperado éxito teatral estrenado en la parte superior del Royal Court Theatre de Londres, en junio de 1973. Tras la relajación de la férrea censura británica, el musical escrito y concebido por Richard O’Brien, dirigido y producido por Jim Sharman, venía a sumarse a polémicos hitos escénicos como «Hair», con sus desnudos y celebración del estilo de vida hippie; «Godspell» y , con sus versiones rockeras de la vida de Cristo; y «Oh! Calcutta!», el musical erótico de Kenneth Tynan. Las tablas consagradas un día a Shakespeare, Chejov o Ibsen se llenaban ahora de jóvenes melenudos, señoritas en paños menores y muy calientes (cuando no sin paño alguno) y rock’n’roll. Era un escándalo.

En el caso de «The Rocky Horror Show» era un escándalo con mucho glamour o, mejor dicho, mucho

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