En tiempos donde la jardinería urbana y el reciclaje doméstico se cruzan cada vez más, un objeto cotidiano como el corcho de una botella de vino gana protagonismo en el mundo vegetal. Lejos de ser un simple residuo, el corcho natural se convirtió en un aliado inesperado para el cuidado de las plantas.

Un recurso natural con múltiples ventajas

Aunque pueda parecer una ocurrencia estética o una moda pasajera, el uso de corchos en macetas y jardines tiene fundamentos sólidos. Este material poroso, biodegradable y de bajo costo ofrece beneficios concretos para el desarrollo saludable de las plantas.

La estructura celular del corcho está compuesta en un 88 % por aire, lo que lo convierte en un excelente regulador de la humedad. Al colocarlo en la tierra —entero, cortado o triturado— ayuda

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