Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv
El 29 de septiembre de 2001 murió Consuelo Araujonoguera, quien supo darle la importancia a los juglares que se encargaban de entregar sus correos cantados por toda la geografía costeña. Desde 1968 todo lo llevó al Festival de la Leyenda Vallenata donde un hombre de 49 años llamado Alejo Durán Díaz, procedente de un pueblo llamado El Paso, cantó que en su pedazo de acordeón tenía el alma prendida. Es más, exaltó a Alicia María Cantillo Mendoza a quien su colega Juancho Polo Valencia adoró mucho.
‘La Cacica’, visionó la importancia de la música vallenata que tiene como compañeros a paseos, merengues, sones y puyas, donde cada acordeonero a su manera expresaba lo que le dictaba su corazón. Para ella, la música representaba mensajes de paz, fraternidad