H an pasado casi quince años desde que el antiguo hospital regional cerró sus puertas y quedó abandonado en el barrio Prat. Ha sido una década y media de anuncios incumplidos, plazos que se corrieron una y otra vez, proyectos que no prosperaron y, sobre todo, de un vacío urbano que se convirtió en símbolo de desidia y frustración ciudadana. Hoy, cuando por fin se confirma que en la primera semana de octubre comenzará la demolición, cabe celebrar que esta herida en el tejido de Punta Arenas comience a cerrarse.
El terreno donde se levanta esa mole de concreto no es un sitio cualquiera. Ubicado entre Angamos, Zenteno, Condell y pasaje Ancud, constituye un punto neurálgico del Barrio Prat, cargado de historia, tránsito y vida comunitaria. Sin embargo, en vez de ser motor de desarrollo, ha