La vía Buga-Buenaventura es uno de los corredores estratégicos para el país, pues moviliza cerca del 40% del comercio exterior colombiano. Su modernización, en manos de la Unión Vía del Camino del Pacífico, representa un desafío de grandes proporciones: geológicos, sociales y financieros.
A pesar de las demoras que han generado las consultas previas con comunidades étnicas, el proyecto avanza con la meta de reducir en casi una hora los tiempos de viaje y mejorar la competitividad logística de Colombia. En diálogo con Portafolio, Miguel Acosta, gerente de la concesión, detalla el estado actual de las obras, los retos técnicos que enfrentan y el respaldo financiero que garantiza su ejecución.
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¿Cómo avanza e