El tenis de Carlos Alcaraz sorprende a propios y ajenos cada vez que el murciano se viste de corto y empuña su raqueta. Ya es una costumbre que, en cada partido, deje puntos inverosímiles, que nadie menos él siquiera es capaz de concebir, pero en las semifinales del ATP 500 de Tokio, el número uno del mundo logró un nuevo hito: sorprenderse a sí mismo.
Casper Ruud no se lo puso nada fácil al tenista español. Le ganó el primer set, compitió de tú a tú en los otros dos y parecía tener controlados los impredecibles movimientos de Alcaraz, a quien le gusta el espectáculo. Aun así, en el cuarto juego del encuentro llegó uno de los grandes momentos del torneo.
Con 1-2 (30-30) en el marcador, el español buscaba empatar al servicio el primer set, pero un largo revés a dos manos de Ruud amenazó s