“Uno de los errores habituales de las puestas de ‘La gaviota’ es considerarla, como se dice ahora, el drama de una familia disfuncional”, dice a este diario Rubén Szuchmacher , director del clásico de Anton Chejov que acaba de subir a escena en la sala Casacuberta del Teatro San Martín. “Nada más alejado de eso. La obra es una comedia y un tratado literario al mismo tiempo”.

La nueva versión está protagonizada por Muriel Santa Ana, como Irina Arkadina, Diego Cremonesi, Juan Cottet, Carolina Kopelioff y Vando Villamil en los papeles centrales. Estrenada en 1896, indaga —con la hondura y la ironía que les son propias al autor— la fragilidad del arte frente a la vida, la batalla intergeneracional y la imposibilidad de concretar los deseos.

Dialogamos con Szuchmacher y Santa A

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