Julián Hernández nació y se crió en Marista , su segunda casa y el lugar que lo impulsó como deportista. De recorrido en distintos seleccionados nacionales y con reciente presencia en Dogos, al jugador cura nada le puede extirpar lo que siente por los colores de su vida.
Logrado el Torneo del Interior, un título histórico para el rugby de Mendoza, el apertura empieza a tomar dimensión de lo logrado con el paso de las horas : "Es algo único e indescriptible, es mi segunda casa, es el club que me formó tanto como jugador y como persona. Hoy soy lo que soy gracias a mi familia y a mi club. Y es la forma de agradecerle".
Hernández se coronó con Marista, su gran amor. Esta de Martin Pravata/UNO
La final fue la frutilla del postre tras una temporada larga, cansadora y extenuante, que