Para el transeúnte desprevenido, atravesar hoy el nodo del Centro Internacional de Bogotá, que integra plazoletas, corredores, centros comerciales y edificios emblemáticos como el septuagenario Hotel Tequendama, y las torres que lo circundan, no deja de significar una exploración cautivante para los sentidos y la imaginación.

A su paso, el curioso anónimo se encontrará con los Caballos de Plata del artista Luis Fernando Bohórquez; en el estanque que otrora rodeaba a la 'Diosa de agua', celebrará las boyas del Zambullidor Andino , de Germán Arrubla; unos pasos más, aprovechará para retratarse con la serie a escala de esculturas humanas, del artista Danilo Cuadros, o con la Paloma sideral del polifacético Alex Sastoque, y seguro que terminará seducido por el viaje cósmico, entre lo

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