Desde hace más de tres décadas, Lilia Rubio (Tequesquitlán, Jalisco, 1951) ha “susurrado” al oído del poder. “Sin pagar boleto”, ha testificado, en primera fila, conversaciones y negociaciones del más alto nivel que han impactado en el reciente devenir de la vida nacional e internacional.
Lilia es, quizás, la intérprete (español-inglés-español) más visible del equipo que colabora con la Presidencia de la República. En ese papel ha acompañado a los últimos siete titulares del Ejecutivo federal, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Claudia Sheinbaum Pardo (en ese periodo han pasado también seis estadunidenses por la presidencia de su país, de George W. Bush padre al segundo mandato de Donald Trump).
Ha presenciado capítulos contemporáneos de la historia que miles desearían haber atestigua