Donald Trump volvió a tensar las costuras de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos con un discurso cargado de advertencias y descalificaciones. En una rara reunión celebrada en el Museo del Cuerpo de Marines en Quantico (Virginia), el presidente advirtió a cientos de generales y almirantes de que podían ser despedidos “en el acto” si no respaldaban su visión del Ejército. A su lado, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, redobló la ofensiva, denunciando la “decadencia woke” del Pentágono y anunciando un paquete de medidas para endurecer la disciplina interna.

La puesta en escena distó de los habituales mítines trumpistas. Frente a los aplausos de sus bases, el presidente se encontró con un público rígido y silencioso: hombres y mujeres uniformados, con semblantes serios, apenas interrum

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