En Colombia hay pueblos que parecen atrapados en el tiempo. En Gualajo, Cauca, por ejemplo, la electricidad apenas llegó en 2019. Pero en otros rincones, los servicios públicos marcan una diferencia silenciosa y sorprendente. Jardín, en el suroeste de Antioquía, es uno de esos lugares que rompen esquemas: allí el agua de la llave no solo es segura, sino que puede superar en limpieza a la que se vende embotellada.

El municipio es conocido por su arquitectura de casas coloridas y por su plaza adornada con balcones de flores. Sin embargo, hay un detalle menos visible que los distingue.

Según un informe del 2018, el índice de Riesgo de Calidad del Agua para Consumo Humano (IRCA) en Jardín fue de apenas 0,54 %, un nivel considerado como ‘sin riesgo’. Un año después, la cifra fue aún más contu

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