
Imaginemos que una universidad decide poner en marcha un proyecto para diseñar un automóvil de carreras. Necesitaría un equipo interdisciplinar: además de ingenieros mecánicos, aerodinámicos y electrónicos, harían falta también programadores de software, diseñadores industriales, expertos en seguridad y especialistas en estrategias y análisis de datos, así como un equipo de comunicación o marketing, entre otros.
Este tipo de proyectos solamente son posibles con una colaboración entre diferentes disciplinas, no necesariamente relacionadas. En un mundo caracterizado por desafíos complejos y en constante cambio, ser capaces de pensar más allá de los límites de nuestra especialidad nos prepara para los futuros retos laborales e incrementa nuestra motivación.
¿Qué es la interdisciplinariedad?
¿Cómo podemos definir el concepto de interdisciplinariedad? Es un método para resolver problemas que combina conocimientos y formas de pensar de diferentes disciplinas.
Por ejemplo, diseñar estrategias de prevención frente a una pandemia requeriría de la colaboración entre disciplinas como la medicina, la sociología, la economía o la comunicación. Ninguna de estas ciencias, por sí sola, sería capaz de trazar un plan integral que abarque el problema en toda su amplitud. Solo mediante la interdisciplinariedad podemos llegar a desarrollar todo nuestro potencial.
Es el enfoque más eficaz para comprender y afrontar problemas complejos, al integrar diversas perspectivas que ninguna disciplina ofrece por sí sola. De hecho, su papel en la educación ha sido revitalizado gracias a la difusión de las metodologías STEM, que parten de problemáticas aplicadas al mundo real, incentivándose su resolución mediante el trabajo en equipo entre diferentes saberes.
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Formación integral del estudiante
Uno de grandes los beneficios de la interdisciplinariedad es que fomenta el aprendizaje significativo. Al enfrentarse a diferentes formas de entender el conocimiento, los estudiantes desarrollan un pensamiento más crítico y una mejor capacidad para analizar problemas en diversos escenarios.
El pensamiento crítico es una de las habilidades más necesarias para el desempeño profesional en un futuro marcado, previsiblemente, por avances tecnológicos rápidos e impredecibles.
Involucrarse en proyectos interdisciplinares, además, da la oportunidad de poner en práctica los conocimientos propios de su especialidad en un contexto más amplio, comprendiendo la conexión de su área con otras. De esta manera, los estudiantes que participan en experiencias interdisciplinares desarrollan una mayor comprensión de cómo se conectan los conceptos y cómo se aplican sus conocimientos en el mundo real.
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A continuación, enumeramos más ventajas de la interdisciplinariedad universitaria.
1. Promoción de la innovación y la creatividad
Cuando estudiantes y docentes de distintas disciplinas trabajan en equipo, se potencia la creatividad. Esa colaboración da lugar a la aparición de ideas que difícilmente surgirían si cada uno trabajara por separado.
La innovación no es más que una práctica que implica la combinación de diferentes tipos de saberes. Las estructuras universitarias deben facilitar estos procesos para mantenerse relevantes ante los desafíos del siglo XXI.
2. Fortalecimiento del compromiso social universitario
Las universidades tienen la responsabilidad de generar impacto más allá de sus aulas. Las intervenciones interdisciplinares, especialmente cuando se orientan a comunidades externas y construyen proyectos para dar respuesta a necesidades reales pueden llegar a provocar impactos duraderos. La comunidad universitaria sale de sus límites y participa más activamente de la realidad social.
3. Incentivo a la investigación colaborativa
El trabajo interdisciplinar en las universidades suele dar lugar a proyectos de investigación más fuertes y colaborativos. Además, facilita el acceso a fuentes de financiamiento que priorizan la unión de diferentes áreas del conocimiento.
Este tipo de colaboración no solo mejora la calidad de las investigaciones: también amplía su visibilidad y alcance, logrando impactar a audiencias más amplias.
4. Mejora de la empleabilidad de los egresados
El mundo laboral exige mucho más que conocimientos técnicos. Las experiencias interdisciplinares ayudan a los estudiantes a trabajar en equipos diversos, tomar decisiones éticas y comunicarse con claridad en diferentes ámbitos.
Según el World Economic Forum, la adaptabilidad, la resolución de problemas complejos y la colaboración multidisciplinar son competencias esenciales para los trabajos del futuro. Todas estas cualidades se fortalecen cuando se apuesta por la interdisciplinariedad.
Transformación de las estructuras universitarias
El reto no es sencillo. Implementar prácticas interdisciplinares implica repensar las estructuras organizativas. Esto incluye currículos más flexibles, programas compartidos entre distintas facultades y métodos de enseñanza más activos.
Las universidades que adoptan modelos interdisciplinares tienden a generar estructuras más dinámicas y resilientes, capaces de adaptarse a entornos educativos en constante cambio.
La pandemia obligó al sistema educativo a reorganizarse y digitalizarse a todos los niveles para garantizar la educación virtual. A partir de aquellas circunstancias, se pusieron en marcha proyectos interdisciplinares. En Ecuador, por ejemplo, se estableció el plan educativo Aprendamos juntos, reforzando la interdisciplinariedad a través de proyectos diseñados aunando Ciencias, Arte, Educación Física y Matemáticas para asegurar la continuidad y calidad de la educación en línea en un contexto de emergencia.
Ejemplos de proyectos interdisciplinares
Cualquier campo del conocimiento permite trabajar con distintos enfoques combinados. Desde trabajos para abordar el cambio climático usando energías renovables para tratar la transición energética en países africanos, a iniciativas para facilitar el análisis de prensa histórica digitalizada a gran escala, pasando por proyectos para diseñar e implementar un programa interdisciplinar sobre aprendizaje automático e inteligencia artificial.
Estudiantes que han participado en proyectos de este tipo afirman haber ampliado perspectivas.
La educación con una perspectiva transversal promueve una ciudadanía más crítica.
Adoptar este enfoque exige compromiso institucional, innovación curricular y voluntad de transformación. Sin embargo, los resultados son claros: una universidad más inclusiva, flexible, relevante y conectada con los tiempos que vivimos.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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