Tras ocho años de matrimonio, Madonna y el director británico Guy Ritchie decidieron en 2008 separar sus vidas de forma definitiva. De aquella relación nació Rocco Ritchie, cuya custodia se convirtió en el centro de una disputa judicial que enfrentó arduamente a la pareja en los tribunales de Londres y Nueva York. Ochos años después de duras confrontaciones durante meses, ambas celebridades llegaron a un acuerdo que permitió al adolescente instalarse en el Reino Unido con su padre.
Tal y como reveló la cantante hace apenas unas horas en el pódcast On Purpose , conducido por el británico Jay Shetty, aquel episodio resulto ser uno de los más duros de su vida, hasta el punto que la artista llegó a contemplar el suicidio. “Hubo momentos en los que quería cortarme los brazos. De hecho, pensé