No fue por casualidad que Luis Alberto, un vecino de la unidad, destinó todo un sábado en San Andresito para comprar un buen celular, micrófonos y demás aditivos. Tenía un propósito claro: ganar muy buenos recursos sin mucho esfuerzo.

No terminó la carrera de arquitectura, en la Universidad del Valle, pero después de mucho mirar al techo en su habitación, se le alumbró el bombillito: “ Voy a ser influencer ”

Se imaginaba en un auto último modelo, tremenda casa, viajando por todo el mundo y en un yate, al caer la tarde un día cualquiera en el mar, acompañado por varias jovencitas exuberantes.

Pero ni lo uno ni lo otro. Por ahí lo vi en un motocarro viejo con parlante, promocionando eventos y rebajas de ocasión en el fruver de la esquina.

No le sonó la flauta, como sí le sonó a más de

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