Ayer llegué al aeropuerto de Coruña a las 11:30 am, tarde 12 minutos desde la calle Teresa Herrera, en el centro de la ciudad.

En el counter , facturé rápido gracias a la empleada de Air Europa, bastante amable. De allí me fui a la cafetería a tomar un café y un croissant con Juan Paquito , mi primo. La cafetería y el aeropuerto eran un oasis, relajantes y tranquilos.

Me despedí de mi primo con un abrazo, como los últimos 12 años, después de acompañarme, ayudarme y asistirme día a día, todos los días, por seis semanas. Esta vez, superando la operación compleja con buen ánimo. ¡Gracias a Dios! ¡Sin repercusiones!

Y pensé: un año más, un año menos . Antes de pasar la esquina desde la que ya no se ve para atrás, le dije adiós con la mirada y la melancolía que me produce saber que el

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