En la región de Luxor, arqueólogos documentaron una costumbre particular: los habitantes aseguran comunicarse con los gatos como lo hacían sus antepasados. Afirman que estos animales transmiten mensajes de protección.

En la antigüedad, los gatos eran considerados sagrados en Egipto, vinculados a la diosa Bastet. Hoy, muchas familias todavía los tratan como guardianes espirituales y les dedican pequeños altares con ofrendas de comida.

Los turistas que visitan la zona se sorprenden al ver a los gatos entrar libremente a templos y casas, sin ser expulsados. La gente cree que ignorar a un gato trae mala suerte.

Más allá de la superstición, la tradición refleja un vínculo cultural profundo entre humanos y animales en la región.

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