La reina Margarita de Dinamarca , quien abdicó en favor de su hijo, el rey Federico X, volvió a demostrar su lado más cercano y lleno de detalles con un obsequio muy especial. Durante una reunión en el castillo de Frederiksborg, entregó a Federico y a la reina Mary dos sillas bordadas a mano por ella misma. Estas piezas, pensadas para su uso en el histórico recinto, están decoradas con flores, monogramas reales y su firma personal. Este regalo no solo se robó la atención de la prensa internacional por su carga emocional y sentimental, sino porque dejó ver la faceta creativa que la reina mantiene viva incluso fuera del trono.

Un regalo artesanal con simbolismo real

Las sillas, cuya revelación provocó asombro en Federico y Mary, fueron develadas en un salón del castillo. Cada asiento

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