El cierre del grifo del gasto público cuenta con una larga y compleja historia en Washington

Washington es una ciudad acostumbrada al drama del cierre del Gobierno. Después de todo, es un drama se representa cada pocos meses en el Capitolio de Estados Unidos. Desde hace casi siete años, la capital, sus políticos, sus periodistas y, sobre todo, sus funcionarios, han vivido acostumbrados a sobrellevar con distancia esos enredos, acostumbrados a que se resolvieran en el último minuto con un acuerdo entre republicanos y demócratas para aplazar el problema de la financiación de la Administración federal hasta el siguiente debate a cara de perro, hasta la próxima negociación a tumba abierta.

Este miércoles, el drama se consumó, lo que significa que se cierra −parcialmente y hasta nuevo aviso−

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