Es lógico pensar que China no está deseosa de que la coyuntura favorezca una estrecha alianza de Venezuela con los Estados Unidos, lo que sería la resultante de la asunción del poder por parte de Edmundo González. ¿Pero están realmente en Pekín dispuestos a secundar a Miraflores y a jugárselas internacionalmente por Nicolas Maduro en esta hora, a sabiendas que a la vuelta de poco el escenario venezolano podría ubicarse en las antípodas del actual?

Pekín ha sido por tradición estratégica el adalid de las posiciones ambiguas cuando se trata de conflictos internacionales que no le atañen de manera directa. Si no conviene que los intereses chinos sean claramente explicitados, como es el caso de Venezuela, China se abstiene y se mantiene a distancia.

Sus relaciones con Venezuela a lo largo d

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